Buenos días. Al fin viernes!
Hoy compartimos una curiosidad del cansancio extremo. El jefe seguro que lo sabía, pero a mi me ha sorprendido. Y alguna de esas alucinaciones me gustaría tener! 😉
Ver cosas que no están ahí; este tipo de consecuencias es más común de lo que pudiera parecer en un deporte que puede llevar a un deportista hasta la extenuación extrema. Osos panda, barrios residenciales o piedras que se mueven son algunos ejemplos.
Muchas son las cosas que le pueden pasar a un corredor cuando está intentando completar un ultra trail. Cuanto más larga es la carrera, más posibilidades existen de que uno se encuentre con mil y una complicaciones, aunque una de las que menos se habla es de cuando la mente comienza a crear cosas que no existen.
Y es que las carreras de larga distancia son el campo de cultivo perfecto para que el cuerpo y la mente lleguen a un punto de cansancio profundo, que tiene entre sus consecuencias comenzar a ver alucinaciones.
Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo, es decir, es una sensación que se crea exclusivamente dentro de la mente del que la sufra, sin que esa sensación sea algo real. Eso sí, para la persona que la sufre, esa alucinación es tan real como cualquier otra sensación.
Una de las causas más comunes para sufrir alucinaciones es el cansancio extremo, sobre todo mental, de ahí que una carrera de ultra trail, que implica esforzarse durante muchas horas, sea un entorno en el que ocurran alucinaciones de lo más peregrino. A esto hay que unir la falta de sueño, también típica de los ultras más largos. Cuando ambas se combinan, las alucinaciones son una consecuencia más que posible.
Un caso curioso fue el de Pablo Criado; este corredor de montaña cántabro está acostumbrado a correr algunas de las carreras más duras del mundo. Fue en el Tor des Geants, carrera de 330 kilómetros y 24.000 metros de desnivel positivo, donde él vivió una de las situaciones más extrañas de su vida como corredor.
“Me tropecé con un oso panda al lado del Col de Malatrá; lo mejor de todo fue que era consciente de que era una alucinación y miré a otra parte para que desapareciera, pero no, seguía allí, y pensé que algún gracioso había pintado aquel panda en la piedra, algo totalmente falso” nos relataba en una entrevista Pablo Criado.
Fue especialmente sorprendente para Criado el hecho de ver una alucinación, dado que hasta ese momento siempre había sido muy escéptico con estos temas; “fue muy curioso, yo siempre decía que eso de las alucinaciones no era verdad, que la gente se lo inventaba para figurar en internet, foros y demás, pero entonces me di cuenta de que era algo que podía pasar”.
Otro caso llamativo fue el de Marshall Ulrich, varias veces finisher de la Badwater y otras de las pruebas más duras del mundo. Este corredor estadounidense relata cómo en uno de sus retos, tras dos días de esfuerzo, vio a una mujer en bikini que patinaba. La mujer incluso le sonreía y le saludaba. Todo ello en el Valle de la Muerte.
Tal y como le relataba Ulrich a Trail Runner Mag, “ya había tenido alucinaciones antes, así que sabía que lo que veía no era real. Pero esta alucinación era de las buenas y muy entretenida, y duró seis o siete minutos. Esta es de las alucinaciones que no quieres que se acaben”.
Otro corredor acostumbrado a las alucinaciones es Andrew Thompson, que llegó a ver durante una Barkley Marathon’s cómo un vecindario de casas se levantaba delante de sus ojos y en medio de la montaña. A los segundos, se vio a sí mismo convertirse en el hombre que se encargaba de recoger la basura. Luego se cambiaría a ser heladero o encargado de los jardines del vecindario.
También destacable es cómo Blake Wood llegó a ver cómo colgaban Volkswagen Escarabajos de los árboles mientras competía en la Barkley Marathon’s, si bien también tuvo un tipo diferente de alucinaciones, las auditivas, cuando comenzó a escuchar a alguien soplando un silbato.
Cuando comenzó a escuchar este silbato, Wood pensaba que era otro corredor el que lo hacía porque necesitaba ayuda, por lo que comenzó a gritar para ver si ese corredor en apuros le contestaba y podía encontrarlo. Mientras, no paraba de correr en busca del sonido, que al final resultó ser una rana croando.
Hay cientos de casos, todos curiosos, por la forma que tiene la mente de cada corredor de generar estímulos que parecen externos y que en realidad sólo existen dentro de sus cabezas. Osos pandas, patinadores, vaqueros buscando oro, mujeres en biquini o piedras que se mueven. Esto es lo que pasa cuando das un paso fuera de los límites de la realidad cuando corres por montaña.