Buenas a todos!
A ver, que esto ya es de sobra conocido y aquí no vamos a ser la revelación de nadie. Es más, este mismo fin de semana que tocaba ir a la compra me he fijado que cada día hay más gente parada leyendo las etiquetas de los productos.
Lo que al que esto escribe el ha impresionado de este artículo, es la interminable lista del final. Para pararse a pensar….y apuntarla!
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La trampa de la industria para que comas azúcar sin saberlo: así lo ocultan
Hoy todos sabemos que consumir demasiado azúcar no es bueno para la saludpero, aunque parezca mentira, es una idea relativamente nueva, que no ha acabado de asentarse por completo (y con la gravedad necesaria) en nuestras cabezas.
Como explicaron recientemente los doctores Barry M. Popkin y Corinna Hawkesen un artículo en ‘The Lancet’, “en los últimos 25 años hemos vivido una revolución en el entendimiento del efecto de los endulzantes calóricos (incluido el azúcar) en el aporte de energía, la obesidad y la diabetes”.
Según las investigadoras, aunque la relación entre el consumo de azúcar y el control de la insulina se conoce desde los años 20, los avisos para considerar a ésta como un peligro para la salud fueron ignorados por la mayoría deprofesionales médicos en los 50 y los 60. Hoy nadie duda que el aumento del consumo de azúcares añadidos ha conducido a un incremento sin parangón en la prevalencia de la obesidad y otros problemas metabólicos, especialmente ladiabetes. Pero ¿estamos tomándonos el problema realmente en serio?
El 75% del azúcar está invisibilizado en los alimentos procesados. Mucha gente no sabe que dentro del tomate frito o del caldo de pollo hay azúcar
Según Popkin y Hawkes, no. El 74% de los productos alimenticios que se venden en EEUU contienen algún tipo de endulzante y, aunque el problema es más grave en aquel país, las doctoras creen que “en ausencia de intervenciones, el resto del mundo se moverá hacia esta omnipresencia de azúcares añadidos en los alimentos”.
Hay gobiernos, no obstante, que se están empezando a tomar el asunto en serio. Reino Unido fue el último gran país en anunciar un gravamen sobre las bebidas azucaradas, una medida que ya se aplica en países como Dinamarca, Finlandia, Francia, México o Hungría. Según las investigadoras, aunque los efectos a largo plazo de estas iniciativas son todavía difíciles de prever, en los países en que se ha aplicado un impuesto a los refrescos o las comidas con azúcares añadidos, su consumo se ha reducido y, lo que es más importante, se ha obligado a las compañías a reformular sus preparados.
Pero hay otra medida muy importante que no se aplica en muchos países, y cuyo impacto puede ser decisivo: indicar claramente qué productos contienen azúcar.
El azúcar invisible
Según el reglamento europeo 1169/2011, los fabricantes de alimentos deben declarar el contenido de azúcares de los productos en su tabla nutricional, desglosando esta parte de los hidratos de carbono. Pero numerosos expertos consideran esto insuficiente.
“La gente cuando piensa que consume azúcar es cuando va a tomar un café, coge el azucarillo, y lo echa”, explicó a El Confidencial Javier Guzmán, director de VSF Justicia Alimentaria Global, “pero el 75% del azúcar está invisibilizado en los alimentos procesados. Mucha gente no sabe que dentro del tomate frito, el caldo de pollo o los pepinillos hay azúcar”.
EEUU empezará a distinguir los azúcares añadidos del contenido total de estos
El pasado viernes, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) anunció una nueva normativa de etiquetado que obligara a la industria a desglosar los “azúcares añadidos” del contenido de azúcares totales (que es el que se indica hasta ahora, en EEUU y en Europa). El cambio, que será efectivo en 2018, está destinado a distinguir los azúcares presentes de forma natural en la comida (como el azúcar de la leche en un yogur normal) de los que se añaden en el procesado para impulsar sabores (como el “jarabe de glucosa y fructosa” que puede encontrarse en muchos yogures de sabores).
La medida ha sido acogida con aplausos por muchas asociaciones y profesionales médicos, pero el recelo de gran parte de la industria alimentaria, que insiste en que, en términos nutricionales, no existe diferencia entre azúcares ambos tipos de azúcares. Pero el problema, según los defensores de medidas como esta, no es tanto la diferencia entre ambos tipos de endulzantes, sino más bien la dificultad que entraña para los consumidores saber que muchos de los ingredientes de nuestra comida no son más que diversas formas de azúcar.
“Puedes pensar que es fácil averiguar si el fabricante de alimentos a añadido azúcar a tu comida, pero no siempre es así”, asegura Margot Sanger-Katz en un artículo publicado en ‘The New York Times’ en referencia al nuevo etiquetado. “Aunque algunas comidas incluyen ‘azúcar’ entre sus ingredientes, la mayoría usa palabras distintas para productos que son nutricionalmente similares. La mayoría de vosotros habréis oído a hablar del jarabe de maíz alto en fructosa, un tipo de azúcar elaborado a partir de maíz procesado. Pero hay también cosas como el ‘jugo evaporado de caña’ en el yogur, y el ‘jarabe de arroz’ o el ‘flo-malta’, que son menos obvias pero se refieren a la misma cosa”.
Son azúcar también todos los zumos concentrados, de los que se ha extraído practicamente todo lo que no es azúcar, y que se añaden a numerosos productos
Según ha explicado Popkin al medio estadounidense, toda esta amplia variedad de azúcares no están diseñadas para confundir a los consumidores. Muchos de ellos sirven para dar texturas y sabores distintos a los productos, según su modo de elaboración. Y la diferencia de precio entre los distintos ingredientes es elevada, lo que influye enormemente a la hora de escoger uno u otro producto. Pero de lo que no cabe duda es de que son, simple y llanamente, azúcar.
Son azúcar también todos los zumos concentrados, de los que se ha extraído practicamente todo lo que no es azúcar, y que se añaden a numerosos productos. Muchos alimentos aparentemente naturales contienen cosas como “zumo de manzana concentrado”. Eso también es azúcar.
Según Popkin el nuevo etiquetado “va a sorprender realmente a la gente que va a las tiendas de alimentación natural y va a ver que toda la comida que estaba comprando estaba llena de azúcar añadido. Está llena de zumos de fruta concentrados, que la gente piensa que es siempre algo bueno”.
Al margen de los zumos concentrados (que deben considerarse también azúcar, pero harían la lista interminable), estos son los ingredientes de la comida que, según Popkin y Hawkes, pueden traducirse sencillamente como “azúcar añadido” (y no son pocos):
- Zumo de agave
- Néctar de agave
- Savia de agave
- Jaraba de agave
- Azúcar de remolacha
- Jarabe de arroz integral
- Azúcar moreno
- Jugo de caña
- Caña de azúcares
- Jarabe de caña
- Clintose
- Azúcar glas en polvo
- Azúcar glas
- Jarabe de glucosa de maíz
- Maíz dulce
- Edulcorante de maíz
- Jarabe de maíz
- Azúcar de datil
- Dextrosa
- Drimol
- Drisweet
- Edulcorante de pasas
- Lactosa comestible
- Flo-malt
- Fructosa
- Edulcorante de fructosa
- Azúcar glas vidriada
- Miel de caña
- Sirope de goma
- Edulcorante granular
- Azúcar granulada
- Jarabe de maíz alto en fructosa
- Miel
- Honi-bake
- Honi-flake
- Azúcar invertido
- Isoglucosa
- Isomaltulosa
- Kona-ame
- Lactosa
- Educltorante líquido
- Malta
- Edulcorante de malta
- Maltosa
- Arce
- Azúcar de arce
- sirope de arce
- Mizu-ame
- Melaza
- Nulomoline
- Azúcar en polvo
- Jarabe de arroz
- Sorgo
- Jarabe de sorgo
- Edulcorantes de almidón
- Azúcar de caña integral (Sucanat)
- Sacarosa
- Sucrovert
- Remolacha azucarera
- Azúcar de mesa
- Trehalosa
- Azúcar turbinado
- Versatose