Pues no es por alarmar, pero una figura como esta en unn ambiente cerrado o incluso en una reunión de amigos hace las delicias del coronavirus.
Tal vez los nuevos casos de contagios o focos que se han sucedido en reuniones se hayan producido por esta tipología de pacientes.
Así que ojitooo!!
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¿Qué es un supercontagiador del COVID-19?
Ahora que todos estamos viendo con preocupación la desesperantemente lenta vuelta a una incierta “normalidad”, que parece no llegar nunca, calan con especial énfasis las noticias de los nuevos rebrotes y lo inexplicable de su tremenda expansión. Un claro ejemplo es lo sucedido los pasado días en Ceuta, donde en la celebración de un cumpleaños se han detectado 16 personas contagiadas por el coronavirus, lo que a los responsables de la vigilancia sanitaria ha llevado a mantener en confinamiento total a otras 270 personas. Es más que probable que todos estos contagios tengan el origen en una misma persona infectada.
La clave está en la «R»
Vamos a desarrollar un planteamiento muy esquemático: si tú y yo estamos juntos, sin ningún tipo de protección ni barrera física, yo tengo un catarro y tú no resultas contagiado, mi capacidad como “contagiador” es 0. En ese caso se representaría como R0. Ahora nos ponemos en el caso de la pandemia que nos ocupa: al SARS CoV2 se le ha asignado R3 o, lo que es lo mismo, yo habría tenido la capacidad de contagiarte a ti y a dos personas más, en total un portador del virus es capaz de infectar a tres personas.
Cada día estamos viendo saltar en las noticias nuevos casos de contagios masivos, como ha sucedido días atrás en Corea del Sur: en varias clases de zumba se contagió un grupo de 65 personas posiblemente de un solo individuo: el monitor de la actividad. Esto es lo que definiríamos como un “supercontagiador”. En este caso la representación sería abrumadora: ¡R65!
Causas agravantes
Una de las instituciones que más estudios han llevado a cabo sobre esta pandemia han sido los responsables del LSHTM (London School of Hygiene & Tropical Medicine), donde acumulan cifras que nos hacen temblar, como el de un brote acaecido en un dormitorio para trabajadores migrantes en Singapur relacionado con casi 800 casos COVID-19 o los 80 infectados en un local de música en vivo en Osaka, Japón.
El riesgo de infección en interiores es casi 19 veces mayor que en exteriores
En realidad se puede predecir qué circunstancias están dando lugar a estos eventos, las estadísticas hablan claro de lo que sucede cuando se concentran grandes núcleos de población en torno a un virus con esta capacidad de transmisión, pero los eventos de “supercontagio” son poco conocidos y difíciles de estudiar.
Según la OMS la capacidad de contagio de la COVID-19 es de R3, tras analizar los más de cinco millones de personas infectadas en el mundo y de haber realizado una buena trazabilidad en un buen número de casos pero, en la vida real, hay personas con capacidad de infectar a muchas más de este número estadístico global.
Estadísticas engañosas
La realidad es que el número real de transmisión del coronavirus es inferior a R1, habiéndose constatado que más del 80% de las personas infectadas no han sido propagadores de la infección. Por eso los científicos usan un valor llamado factor de dispersión (k), que describe cuánto se agrupa una enfermedad. Cuanto más baja es k, más transmisión proviene de un pequeño número de personas. Las estimaciones de k para el SARS-CoV-2 varían. Tras hacerse una simulación de la epidemia en China para diferentes combinaciones de R y k, se compararon los resultados con lo que realmente había tenido lugar. Llegaron a la conclusión de que k para COVID-19 es algo mayor que para SARS y MERS. La idea general de los científicos es que existen muchos grupos concentrados donde una pequeña proporción de personas son responsables de una gran proporción de infecciones (afirmaciones de Adam Kucharski del LSHTM). Para el COVID-19 se ha establecido un número k de 0,1, porque probablemente solo el 10% de los infectados han sido responsables del 80% de la propagación.
Algunos indicios
Para categorizar a un individuo como supercontagiador, hecho que se ha certificado como cierto, es necesario que esa persona tenga capacidad para eliminar muchos más virus y por un mayor período de tiempo que otros contagiados. Esto puede deberse a una respuesta muy concreta de su sistema inmune o la distribución de los receptores de virus en su cuerpo. En un estudio de personas sanas, llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oxford en 2019, se descubrió que algunos exhalan muchas más partículas que otros cuando hablan, algo que también se relacionó con el volumen mantenido durante la conversación. Otro indicio apunta al carácter extrovertido de algunos individuos, con mayor facilidad para los contactos sociales, que quedó asociado al perfil de un supercontagiador, de la misma manera que las costumbres higiénicas (lavado frecuente de manos) forman parte del cuadro definitorio de una de estas personas.
Los resultados
También en la Universidad de Hong Kong han sacado sus propias conclusiones: un estudio encontró que el riesgo de infección en interiores es casi 19 veces mayor que en exteriores, certificando como situaciones particularmente peligrosas las plantas de montaje en cadena, los espectáculos donde hay grupos cantando en directo (coros, teatros…) y los gimnasios, donde se producen fuertes exhalaciones por los más esforzados deportistas.
En todos estos supuestos estudiados se han hecho responsables a los famosos aerosoles (masas de aire contaminado por el virus en suspensión).
Puede haber individuos con una capacidad enorme para propagar el SARS CoV2 pero, a la vista de los estudios y sus resultados, sigue siendo de vital importancia evitar ambientes concurridos, de manera especial los espacios confinados, donde ya se ha demostrado que la propagación del coronavirus va a ser exponencial: eso es lo que podríamos denominar un “espacio supercontagiador”.