Bueno, pues continuamos con los buenos propósitos de año nuevo ahora que hemos dejado atrás el día de reyes.
Parece ironía o mala leche que sea precisamente yo el que postee este artículo, pero es cierto que estamos abusando y mucho de andar con el móvil en la mano a todas horas y en todas circunstancias.
Y si no me crees, levanta un momento la cabeza y mira a tu alrededor. Lo más racional sería no estar siempre tan «online».
Suicide Machine 2.0 era una web creada en Holanda que prometía hacerte abandonar tus redes sociales mediante un proceso totalmente automatizado. Podías presenciarlo, pero no pausarlo. En sólo 52 minutos borraba toda rastro de tu perfil personal. De esta manera, toda la información era eliminada y Facebook no la mantenía en sus servidores. La red social que creó Mark Zuckerberg, finalmente, les bloqueó en 2010, y ya no funciona.
Si uno de tus propósitos de Año Nuevo es hacer una dieta detox de móvil, redes sociales e internet, en 2016 tendrás que recurrir a herramientas más manuales. Existen múltiples formas de desprenderse de Facebook, Twitter o Instagram: algunas sólo provocan una desaparición parcial, otras son irreversibles. Además, la amistad tiene algunos hándicaps: todos tenemos ese amigo que no entiende que, simplemente, necesitas desconectar. Por eso, puedes ser más o menos discreto. Repasamos todas las opciones.
Tabla de Contenidos
Dejar de seguir
Ideal para ese amigo pesado al que, en el fondo (es decir, en persona), quieres. No deseas perder su amistad, sólo que deje de bombardearte con estados llenos de amor hacia su novio, con fotos de sus gatos o con logros en Candy Crash. Todavía podrás chatear con esa persona, y visitar su perfil cuando te apetezca rememorar su trayectoria virtual. Él nunca sabrá que has pulsado este botón que le silencia de tu vida.
Para ello, tienes que meterte a su perfil y, al lado del botón que indica que sois amigos, cambiar la pestaña que dice “Siguiendo” por un “dejar de seguir”.
La opción equivaldría al “silenciar” de Twitter. Está disponible en el perfil de la persona a la que sigues. Dentro de las opciones de la tuerca de configuración, debes elegir “silenciar”. Ya no le verás más por tu timeline, pero, como en Facebook, nunca sabrá que ha ocurrido.
¿Por qué sigues siendo amiga en Facebook de ese camarero que conociste durante tu Erasmus en Lieja de 2003? Probablemente, cuando le elimines, ni siquiera se dará cuenta de que lo has hecho. No le llegará ninguna notificación. Y si nota tu ausencia, si lleváis tiempo sin hablar, ¿qué más da? Es más, aunque os deis likes cada semana, ¿qué más da? Recuerda que estás haciendo un detox de redes. Eso implica empezar a ser consciente de que las gestionas tú, como quieres y con quien quieres. Tu perfil de Facebook, al final, es una parcela de tu intimidad. Tú decides con quién la compartes. Sin explicaciones.
Si estás decidido, ve al perfil de tu amigo o amigos, y en la pestaña que afirma que todavía lo sois, escoge la opción “eliminar de mis amigos”. Ya está, no ha pasado nada, ¿a que no?
En Twitter, equivale al fácil y rápido “unfollow”. Sólo si se mete en tu perfil descubrirá que ya no le sigues: la amistad en Twitter puede ser unidireccional, a él le siguen apareciendo tus tuits.
En Instagram, esta es, junto con eliminarse la cuenta definitivamente, la única opción ofertada. Dejas de seguir a alguien y, si no se mete a tu perfil, ni siquiera será consciente de lo que ha pasado.
Bloquear
La decisión más radical y por tanto más difícil de tomar. Si eliminas a alguien de tus amigos, ya no podrá ver tus publicaciones privadas, pero sí podrá enviarte mensajes y visitar tu perfil público (que suele ser la foto de portada, la foto de perfil, y las publicaciones que no tengan la correspondiente privacidad). Tú podrás ver lo mismo de él. Si lo que quieres es no saber absolutamente nada de una persona, ni que esa persona sepa de ti, puedes bloquearle. Así, ya no podrá consultar qué has publicado en tu biografía, etiquetarte, invitarte a eventos o grupos, iniciar una conversación contigo ni tratar de volver a añadirte como amigo o amiga.
Para ello, tienes que ir de nuevo a su perfil de Facebook, y clicar en la opción “bloquear” que aparece en el desplegable de los puntos suspensivos. No es necesario eliminarle de amigos previamente: va implícito. Puedes bloquear tanto a alguien que sea tu amigo, como a una persona que ya no lo es o que nunca lo ha sido. Si cambias de opinión, sólo tienes que volver a su perfil y desbloquearle.
En Twitter tienes la misma opción. Por el mismo camino que has recorrido para silenciar, justo debajo, tienes la opción de “bloquear”.
Desactivar tu cuenta
De esta manera tu perfil ya no existirá para nadie. Ni para ti mismo. Desaparecerán todas tus publicaciones, todas tus fotos, todos tus eventos y todos tus amigos. Pero es una senda con retorno: sólo suspende la cuenta, puedes regresar a la red de Mark cuando así lo desees.
Para ello, en tu barra de administración de Facebook, tienes que ir, en la flecha que despliega todas las opciones, a “Configuración”. Una vez dentro, a “Seguridad”. La última opción es “desactivar tu cuenta”. Ahí te pide tu contraseña. Tras escribirla, Facebook te recuerda a todos esos amigos que ya no podrán volver a ponerse en contacto contigo y te pide una explicación (le tienes que decir que es algo temporal, que pasas demasiado tiempo en Facebook, que no te sientes seguro o cualquier otra más detallada). Por cada una, te propone una solución (e incluso una reactivación automática pasados unos días si así lo deseas). No hagas caso. Si estás decidido a meterte de lleno en esta dieta de redes, dale a “desactivar ahora” (aún tendrás una última pregunta en forma de ¿estás seguro?) y no lo pienses mucho.
No te preocupes: volver es tan fácil como meter tus datos de nuevo. Todo seguirá igual. Pero si esta desintoxicación es tu propósito de Año Nuevo, aguanta al menos una semana, no lo incumplas ya el día 5.
En Twitter, debes ir, en la parte superior derecha (donde aparece tu foto de perfil muy pequeñita) a Configuración. Ahí, dentro de “Cuenta”, debajo del todo, casi invisible, tienes la opción de “Desactivar cuenta”. Twitter también te pregunta el motivo de tu decisión, aunque no es tan pesado como Zuckerberg. Si pulsas desactivar, la plataforma conservará tus datos durante 30 días y luego, sin posibilidad de vuelta atrás, los eliminará para siempre. Twitter, en este sentido, es más pícara que Facebook: esta es la única posibilidad de eliminar tu cuenta que te da, no hay una forma más directa. Así que tienes, por obligación, 30 días para pensártelo y quizá cambiar de opinión. Durante ese tiempo, reactivarla es igual de fácil que en Facebook: basta con volver a escribir tus datos en la página de inicio.
Eliminar tu cuenta
Eliminar tu cuenta es más complicado. Tanto por las dificultades que da la red social, como por las consecuencias que acarrea. Ya no podrás volver a tu perfil jamás, todo aquello que has compartido durante todos estos años se perderá en un agujero negro de Facebook junto con todas tus amistades. Esta opción es la irreversible. Pero cuidado: la información desaparece para siempre para cualquiera que se quiera meter en tu perfil (incluso tú), pero no para el banco de datos de Facebook.
Para llevarla a cabo tienes que ir a esta dirección. Una vez ahí, Facebook te da la opción de descargar tu información y crear un archivo de tu vida virtual. Para huir del cibermapa definitivamente, sólo tienes que darle clic. Cuéntanos luego cómo es la vida ahí fuera, porque la que escribe no ha tenido el valor de dar ese paso.