Ojo al vídeo que es de lo mejor que he visto explicando tanto lo que es, porque es perjudicial y la conclusión final: «O ir al mercado a comprar alimentos o al supermercado a comprar productos».
Demoledor.
Ah, y ojito con los sinónimos! Como siempre hace la industria alimentaria!
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Aceite de palma: así se ha convertido en el nuevo supervillano de la alimentación
Después del capítulo de «la guerra contra el azúcar» que, por supuesto, aun sigue vigente, nos encontramos en el punto de mira con otro de los ingredientes poco deseables que contienen muchos de los productos procesados: el aceite de palma.
El consumidor informado se ha alzado en armas en los últimos meses contra este ingrediente consiguiendo, por lo menos, que algunas cadenas de supermercados como Súper Sano en primer lugar y otros como Eroski, Dia, Alcampo y Mercadona siguiendo su estela, retiren el aceite de palma de sus productos de marca blanca.
Pero, ¿qué es lo que provoca el aceite de palma en nuestro organismo? ¿Qué necesitamos saber sobre este ingrediente? Te lo contamos a continuación.
¿Qué es el aceite de palma?
El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que proviene de la palma aceitera. Si echamos un vistazo a su composición podemos ver que el aceite de palma contiene aproximadamente un 50% de grasas saturadas, una cantidad bastante por encima de lo que suelen contener otros aceites vegetales que sí se consideran saludables, como el aceite de oliva (14% de grasas saturadas). Un consumo excesivo de este tipo de grasas está directamente relacionado con problemas de salud como enfermedades cardiovasculares.
La OMS no da recomendaciones específicas sobre el consumo de aceite de palma, pero sí recomienda priorizar la grasas no saturadas frente a las saturadas
La Organización Mundial de la Salud en sus recomendaciones nos indica que, como máximo, el 30% de las calorías de nuestra dieta diaria pueden provenir de las grasas, y que debemos priorizar las grasas insaturadas sobre las saturadas. No habla de una cantidad concreta diaria de aceite de palma (como sí lo hace con el azúcar), sino que en sus recomendaciones engloba todas las grasas que podemos encontrar en la alimentación.
Controlar cuánto aceite de palma ingerimos a lo largo del día no es tan sencillo como controlar las cantidades de azúcares añadidos, ya que los fabricantes no están obligados a declarar la cantidad de aceite de palma que contienen sus productos. Debemos acudir a la lista de ingredientes en la etiqueta para comprobar si aparece el aceite de palma entre los diferentes ingredientes (puede aparecer como aceite de palma, palmoleina o aceite de palmiste, entre otros), pero no sabremos la cantidad total.
¿Es siempre perjudicial el aceite de palma?
No siempre, como explica José María Puya del blog Alimentología Cruda en este vídeo para el canal de PowerExplosiveTeam. Podemos distinguir dos tipos de aceites de palma muy diferentes entre sí: por un lado tenemos el que procede de la carne del fruto de la palma aceitera y que es un aceite de palma virgen, con muchos beneficios para nuestra salud como la vitamina A; por otro tenemos el aceite de palma refinado o aceite de palma RBD (refinado, blanqueado y desodorizado), que se obtiene de la semilla del fruto de la palma aceitera y que es el que se emplea ampliamente en la industria alimenticia.
El aceite de palma virgen es beneficioso para nuestra salud, pero es el refinado el que se emplea masivamente en la industria alimentaria
El problema del aceite de palma refinado es doble: en primer lugar debemos saber que durante el proceso de refinado se crean sustancias que han sido consideradas comocarcinogénicas, y en segundo que es empleado masivamente por la industria, sobre todo como conservante y para añadir palatabilidad a los productos: es barato y da muy buenos resultados en cuanto a sabor y textura.
De este modo, debemos ser conscientes de que si consumimos una gran cantidad de productos procesados y ultraprocesados en nuestra dieta es altamente probable que estemos consumiendo también una cantidad elevada de aceite de palma que puede acarrearnos problemas a largo plazo.
El tercer problema es el de la deforestación: dado que la industria tanto alimenticia como de los cosméticos (porque este tipo de aceite también se encuentra en otros productos como champús o jabones) está abusando de este ingrediente, también ha tenido que aumentarse considerablemente su producción. Así, se atribuye al cultivo masivo de palma aceitera para la producción de aceite de palma el ser el mayor responsable de la deforestación de las selvas tropicales, sobre todo en las zonas de Malasia e Indonesia.
¿Es el aceite de palma el responsable de la obesidad o de otras enfermedades?
Hemos llegado al punto de que, cada poco tiempo, encontramos un alimento o un producto contra el que luchar, como es el caso actual del azúcar y del aceite de palma. Estos, sin embargo, no pueden ser reconocidos como responsables únicos de la epidemia de obesidad y sobrepeso que se está dando durante los últimos años.
El problema de «echar la culpa» a un solo ingrediente de entre todos los que contienen los productos procesados y ultraprocesados es que la industria responde eliminando ese ingrediente del listado y cambiándolo por otro, pero esto no nos garantiza que un producto pase de ser no saludable a ser sano.
Esto lo podemos ver, por ejemplo, con el caso de algunos productos procesados que han retirado el azúcar que contienen, creando una versión «cero». Uno de los casos más significativos es el del «Bollycao zero % azúcares añadidos»: según su propia etiqueta se han retirado todos los azúcares añadidos. Sin embargo, sigue conteniendo otros ingredientes poco recomendables para una alimentación saludable como la harina de trigo refinada (no integral, se entiende), el maltitol (para conservar el dulzor), aceite de palma (no podía faltar) y otros aditivos. No tiene azúcar, pero ¿es un producto saludable? No: su consumo es seguro, pero no es saludable.
La clave se encuentra, como siempre, en analizar el producto en su conjunto: que no lleve azúcar o que no lleve aceite de palma no quiere decir que ese ultraprocesado que tenemos ante nosotros tenga cabida dentro de una buena alimentación.
Como siempre, si queremos realizar una compra más saludable lo mejor que podemos hacer es acudir a la materia prima y comprar alimentos en lugar de productos.