¿Debería ser la obesidad un criterio preferente para la vacunación de COVID-19?
Los últimos informes confirman lo que ya intuíamos, la alta correlación entre la obesidad y el riesgo de muerte por COVID-19
La información nos llega desde los Estados Unidos, a través de un nuevo informe del CDC (US Centers for Disease Control and Prevention) que encuentra que más del 75% de la población que ingresa en hospitales por COVID-19 son personas obesas o tienen sobrepeso. Desde el principio de la pandemia los epidemiólogos observaron la correlación entre el índice de masa corporal y la gravedad de la infección por coronavirus, constantando con el tiempo una mayor tasa de hospitalización y de muerte en las personas con los IMC más elevados. Si bien la edad avanzada, las afecciones cardiovasculares y la diabetes se consideraron factores de riesgo, hasta ahora la obesidad no se había tenido en cuenta, pero la estadística está indicándoles a los sanitarios que probablemente haya llegado el momento de incluír a la población con sobrepeso en la lista de los preferentes para recibir la vacuna contra la COVID-19, como están haciendo ya en 29 estados de los Estados Unidos, que han incluido la obesidad como un factor de riesgo de cara a la distribución de las vacunas, en los ciudadanos con IMC superior a 30.
Los últimos estudios clasifican a la obesidad como el segundo factor de riesgo más importante frente al coronavirus, solo por después de la edad.
El último estudio del CDC ofrece el impactante dato de un 79,1% de personas con sobrepeso entre los ingresados en el hospital por coronavirus. Las personas con un IMC entre 23 y 25 tenían el riesgo más bajo de hospitalización y muerte, y los pacientes con peso bajo, IMC por debajo de 15, muestran también más riesgo, un 20% mayor que los que tienen un peso saludable.
Un informe de la ‘World Obesity Federation’, publicado a primeros de marzo, analizó las tasas de mortalidad de COVID-19 en más de 160 países. El informe revela que los países en los que más de la mitad de la población tiene sobrepeso muestran tasas de muerte significativamente más elevadas.
Además aunque los pacientes con obesidad pueden producir los anticuerpos adecuados hay muchos estudios que muestran que tienen niveles más bajos de células B y T tras sufrir una infección con el virus de la gripe H1N1, lo cual deja al cuerpo un paso por detrás de su capacidad normal de defensa. Una cuestión que aún no se sabe con seguridad es si esta alteración de la respuesta inmune también ocurre con las infecciones por COVID-19, por eso se está investigando si la vacuna es igual de eficaz en pacientes obesos que en pacientes con normopeso.
Fuentes: