26 Feb Necesitamos más feminismo
Pues si, porque el que esto escribe es feminista en la medida que creo que todo(si todo en su sentido más ámplio y ontológico) ser humano es igual por el mero hecho de ser eso, ser un mamífero superior del género primate de la familia de los homínidos(nunca olvidemos que no somos más que meros animales).
Por eso, cuando miréis a vuestras parejas(en este caso particular si son mujeres), hijas, hermanas, madres, recordad las letras que a continuación comparto. Cualquier otra cosa que no sea igualdad es un atraso en todos los aspectos.
Y dicho esto, Buen puente chavales!
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Seguimos cobrando menos que ellos (es un hecho), pero ¿cuánto menos y por qué?
Hasta un 25% menos por el mismo puesto de trabajo. Las estadísticas no engañan, pero pueden confundir. La última Encuesta Anual de Estructura Salarial que recoge el informe Trabajar igual, cobrar igual elaborada por UGT nos muestra que la igualdad sigue estando más lejos de lo que nos gustaría. Pero no es tan fácil explicarla, ni todo es tan negro. Nuestra primera intención era hacer un cálculo de la diferencia porcentual en diferentes sectores entre hombres y mujeres, para que te hagas una idea de cuánto ganan ellos más cada mes. Pero nos hemos encontrado con una gran complejidad. Si fueras hombre, no ganarías más, trabajarías en otro sitio o habrías mejorado tus condiciones de otra forma bien distinta.
A bote pronto, contamos con ese cálculo de que ganamos un 25% menos que los hombres, lo que viene a ser trabajar 79 días más que ellos si queremos llegar a cobrar lo mismo. Y la verdad es que cuando lees los datos de la última Encuesta Anual de Estructura Salarial se te queda como cara de tonta. No haces más que preguntarte cuánto gana todo el mundo a tu alrededor y, lo más importante, a cuánto asciende la cantidad de lo que deberías cobrar tú a final de cada mes.
Hemos hecho un estudio sobre los sueldos medios en España y los hemos cruzado con los datos de los diferentes tramos de brecha salarial para que te hagas una idea concreta de qué es lo que deberías cobrar si trabajas en determinadas profesiones y cuál es el porcentaje de desigualdad allí.
Si trabajas en hostelería.
El sueldo medio bruto en este área es de 1.028 euros, aproximadamente. En ese tramola brecha salarial equivale a un 30,67%.
Si trabajas en un puesto administrativo.
Con un sueldo bruto medio de 1.137 euros, aproximadamente, el sector administrativo es uno de los más afectados por la desigualdad salarial, llegando a haber una diferencia de hasta un 33,07% entre el sueldo de un hombre y una mujer.
Si trabajas en comercio.
1.370 euros es aproximadamente el sueldo medio de aquellos profesionales que trabajan en tiendas y la brecha salarial que corresponde a este sector es 26,1%,
Si trabajas en el sector sanitario.
En el sector de las actividades sanitarias hay una brecha salarial de hasta del 29,48%en un sueldo bruto mensual de 1806 euros, aproximadamente.
Si trabajas en enseñanza.
Los profesionales dedicados al mundo de la enseñanza cobran una media de 1566 euros brutos. En este sector también cuenta con una amplia brecha salarial: el 30,33%.
Si eres científica, técnica o un profesional cualificado.
En este caso la brecha salarial asciende hasta un 31,6% en un sector donde el sueldo medio es de 1.909 euros brutos al mes.
Si eres directora, ejecutiva o gerente.
Los directivos de nuestro país cobran una media de 50.000 euros brutos al año, unos 4.166 euros brutos al mes y aquí la brecha salarial es más pequeña: un 16,08%.
Y esto no es todo, amigas. Según los datos sobre el Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias publicados por el Ministerio de Hacienda, en conjunto, la diferencia del sueldo medio entre ambos sexos es de más de 4.600 euros: 20.537 para ellos y 15.917 para nosotras. En otras palabras: el salario de una mujer representa el 85,4% del salario del hombre.
¿Por qué ganamos menos las mujeres?
Según Claudia Goldin, profesora de Economía en la Universidad de Harvard, es realmente complejo dar respuesta a esta pregunta y hay matices de gris que las encuestas no contemplan. Goldin lleva años estudiando la economía de género y ha sido responsable de investigaciones en esta materia de gran trascendencia en los Estados Unidos. Para ella, el gran problema es que los estudios estadísticos no contemplan que, aunque las mujeres tenemos la misma formación que los hombres y tenemos un peso importantísimo en la fuerza laboral de nuestro país, estamos penalizadas por lo que ella llama «the mommy tax» (el impuesto de ser madre).
La explicación que da sobre por qué las mujeres percibimos menos por nuestro trabajo es que muchas veces somos nosotras las que optamos por empleos con jornadas laborales reducidas, más flexibles o con más facilidades para compatibilizarnuestra vida laboral con la familiar. Y eso se paga. A veces, muy caro. Pero lo cierto es que muy posiblemente tu compañero de enfrente ese al que acabas de maldecir por que te «roba» el pan de tus hijos), gane más o menos lo que tú. La clave es que en cada área profesional hay puestos mejor remunerados y otros menos y en cada uno se percibe un salario adecuado a la responsabilidad y a las horas que echemos. Por ejemplo, si nos referimos a la hostelería, hay más posibilidades de flexibilidad en un puesto de camarero que en el del cocinero, pero también está peor pagado. Cuántas más facilidades busquemos para poder atender nuestra vida personal, más posibilidades tendremos de entrar dentro de esa brecha salarial.
¿La solución? Hacer una inversión en la infancia, para hacer así una inversión en igualdad, tal y como defienden algunos expertos. Expertos que como Teresa Jurado defienden un sistema de permisos iguales e intransferibles, una simetría en los permisos de paternidad/maternidad y un reparto del trabajo doméstico que quitaría presión sobre la mujer y le darían libertad para impulsar sus carreras profesionales con el mismo ímpetu que sus parejas.
Al darle a los hombres las mismas facilidades para optar por bajas de paternidad y poder combinar su trabajo con el cuidado de los niños podrán involucrarse en su cuidado y el peso no caerá sólo sobre una parte de la pareja. Se trata de una tema de educación que tiene que seguir cambiando, de seguir luchando para que la ley conceda mejores permisos de paternidad y de buscar fórmulas para que ambos padres tengan la misma implicación, tanto en casa como en el trabajo.