Vale que el artículo no deja de ser una lista de obviedades, pero el que esto escribe, este finde se ha torrado(no mucho, pero lo suficiente) en la playa. Y como ya me parece ridículo(si total, para un par de horas por la tarde -que pensaba yo…).
Así que para ir avisando a los listillos como yo, ahí van las típicas cosas que hay que hecer, y para que vamos a engañarnos, no solemos llevar a cabo!
Tabla de Contenidos
Seis consejos para estar moreno todo el verano sin jugarte la piel
Guía elemental para que disfrutes del sol sin poner en riesgo tu salud
Cinco consejos para estar moreno todo el verano sin jugarte la piel.
Llega el verano y con él tus ansias de tumbarte en la cálida arena de la playa, o en el suave césped que rodea la piscina, para disfrutar del sol, el gran protagonista en esta época del año. Sus beneficios sobre la salud y el estado de ánimo son de sobra conocidos, además de proporcionar a tu piel un tono bronceado que querrás mantener.
Afortunadamente puedes prolongar durante estos meses el moreno sin problemas, siempre y cuando tomes el sol con precaución y moderación y aprendas cómo proteger bien la piel para no correr riesgos innecesarios. De la mano de El Corte Inglés, te traemos cinco consejos básicos.
1. Elige correctamente el factor de protección que necesitas
En el etiquetado de tu protector solar verás las iniciales FPS (SPF en sus siglas en inglés). Significan Factor de Protección Solar, y el número que muestren establecerá el tiempo máximo que la crema te permitirá estar expuesta al sol sin experimentar quemaduras y previendo el envejecimiento solar prematuro de la piel. Aun así, este tiempo dependerá siempre del fototipo de tu piel. El fototipo es una clasificación de pieles según su sensibilidad al sol y va desde I, en el caso de las pieles blanquecinas o lechosas, a VI para las negras.
Así, por ejemplo, si tienes una piel de los fototipos I o II, tardarás de 2 a 3 minutos en quemarte, pero si te aplicas un protector con FPS 30 estarás protegido entre una hora y una hora y media, puesto que el protector te incrementa en 30 veces el tiempo de resistencia. Si tienes una piel mediterránea media te corresponderá un fototipo IV, que resistirá unos 30 minutos al sol sin protector y sin quemarse.
2. Usa un producto específico para cada parte del cuerpo
No todas las cremas son iguales; las hay específicas para las zonas más sensibles, que tienen un FPS superior y filtros solares físicos -que son más severos-, y otras más generalistas, con filtros solares químicos -que protegen pero dejan que te pongas morena- y que se pueden extender por todo el cuerpo. Por otro lado, debes recordar aplicarte el protector de manera adecuada y 30 minutos antes de exponerte al sol.
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La cara: usa un protector solar más alto que el que emplees para el resto del cuerpo y aplícalo sobre las partes que más sobresalgan como pómulos, frente, barbilla y nariz, ya que son las que más frecuentemente se insolan. A partir de ahí, extiéndelo al resto del rostro en movimientos circulares. No olvides llegar al nacimiento del cabello, los párpados y las orejas, ya que son zonas que habitualmente se olvidan.
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Los labios: se recomienda usar protector labial con FPS 12 o mayor. Estos productos dejan una capa emoliente y protectora que no sólo protege de los rayos del sol, sino que también ayuda a hidratar la piel.
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El cabello: para mantenerlo sano, intenta cubrirlo con sombreros o pamelas; ten en cuenta que es la parte del cuerpo más expuesta al sol. Además, el sol afecta al color, ya sea natural o teñido, así que lo ideal es que utilices una línea capilar específica lo más completa posible: champús, acondicionadores y mascarillas nutritivas con filtro UV integrado. Y cuando vayas a la playa o a la piscina, protégelo con cremas, geles o sprays con factor de protección para crear una barrera ante los rayos UVA y un escudo frente a la sequedad del cabello. Extiéndelo por todo el pelo incidiendo en la raíz y en las puntas.
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El cuerpo: la piel ha de estar limpia y seca antes de aplicar la crema. Extiéndela bien por el cuerpo, prestando especial atención a las zonas que mayor exposición reciben, como son los hombros y el pecho. No olvides las zonas de difícil acceso como la espalda y aquellas a las que frecuentemente no se presta atención como la nuca, el dorso de las manos y los empeines.
3. Aplica el protector regularmente
El hecho de usar un protector no te permite abusar del sol sin límites. Pero además, el protector va perdiendo su acción sobre la piel a medida que recibe los rayos del sol, por lo que conviene aplicarse más para que su eficacia sea todo el tiempo óptima. Conviene que te apliques más después de cada baño o bien, si no te bañas, cada 2 horas.
4. Utiliza aftersun después de una exposición prolongada al sol.
Las cremas para después del sol son hidratantes, favorecen un bronceado más duradero, evitan picores y tienen efecto calmante y antiinflamatorio. Es importante que las utilices porque tu piel, tras recibir el sol, estará sumamente caliente y deshidratada y necesitará volver a tu estado natural gracias a la crema, que le permitirá rehidratarse adecuadamente. Lo ideal es que te apliques la crema aftersun después de una ducha para eliminar el protector solar.
5. Cuida tu alimentación y usa nutricosméticos
Protégete desde dentro y prepara tu piel para el sol. Toma verduras y frutas naranjas o rojas -tomate, calabaza, zanahoria, mango…- , ya que estimulan la producción de melanina. Bebe también agua en abundancia para mantener la piel hidratada y elástica. Adicionalmente, complementa la alimentación con nutricosméticos, que son productos que activan la producción de melanina, de vitaminas C, E, D y antioxidantes.
Está demostrado que el uso de nutricosméticos aumenta la protección frente a los rayos solares, aunque tienes que saber que no son una alternativa a los protectores solares, que deberás seguir usando. Por otro lado, se recomienda que comiences a consumirlos al menos dos semanas antes de exponerte al sol. Además de potenciar el bronceado, lo mantendrás uniforme durante más tiempo.
6. No abuses del sol
Por mucho protector que te pongas, no es recomendable exponerse al sol más de tres horas, y menos en las horas centrales del día, que en julio y agosto se extienden desde las 12 hasta las 5 de la tarde. Evita estas horas porque es cuando los rayos solares son más perpendiculares y por lo tanto su efecto es más agresivo. Por otro lado, recuerda que la presencia de nubes no significa que te vayas a quemar menos. Las nubes no filtran totalmente las radiaciones ultravioletas (UVA), que son las que provocan las quemaduras.